El gato montés

 


Figura 1. Ejemplar de gato montés o Felis silvestris. Fuente: https://elpais.com/espana/catalunya/2021-12-04/el-rastro-salvaje-del-gato-montes.html

El gato montés o Felis silvestris es la misma especie que el gato doméstico, pero desciende de una subespecie diferente. Es decir, el gato doméstico proviene del gato salvaje norteafricano que domesticaron los egipcios, pudiendo ser incluso más antiguo de lo que se cree. Existen gatos domésticos asilvestrados que se asemejan mucho al gato montés, pero este último tiene una característica cola gruesa que termina en forma de brocha, mientras que el gato doméstico tiene siempre una cola delgada y terminada en punta.

Actualmente se encuentra en declive debido a la alteración del hábitat (pérdida de bosques autóctonos) y a la hibridación con gatos domésticos (pérdida de identidad genética).


Características generales

Se trata de un animal robusto (Figura 2), con patas relativamente cortas en comparación con otros félidos y una cabeza grande y ancha. Destacan los bigotes densos y de apariencia caída. El rostro es relativamente plano y el hocico de color carne, con ojos de color ambarino, grandes y en posición frontal que facilitan una perfecta visión estereóscopica en la mayor parte de su campo visual (la capacidad visual de los félidos es la más avanzada de los carnívoros). Las orejas son triangulares y cortas, robustas, y la bula timpánica está dividida en dos por un tabique interno, el septum, lo que les proporciona una elevada agudeza auditiva (García, 2004). 

El pelaje es en general pardo-grisáceo, pero puede variar según las condiciones climáticas. Se distinguen diversas rayas negras distribuidas por cabeza, cuello y extremidades. Una conspícua línea dorsal negra recorre la columna vertebral desde la zona cervical hasta la lumbar, acabando bruscamente antes del comienzo de la cola. Esta última es larga y ancha, acabada en una borla redonda y negra. La cola puede presentar de tres a cinco anillos negros, más o menos marcados (Lozano, 2008). 

Debido a una reducción en la longitud de la mandíbula, tiene la capacidad de morder con mucha fuerza y así matar a sus presas. 



Figura 2. Ejemplar de Felis silvestris. Fuente: https://felinosalvajes.info/felis-silvestris/

El gato montés presenta manos y pies con uñas retráctiles (4 dedos en los pies, 5 en las manos) protegidas por vainas dérmicas, característica común a todas las especies trepadoras de félidos. Las huellas (Figura 3) no marcan más que 4 dedos, generalmente sin uñas, con una almohadilla trilobulada en la base y dedos en arco situados en la parte frontal. La huella presenta un aspecto general redondeado (García, 2004). 



Figura 3. Huellas de gato montés. Fuente: https://www.researchgate.net/figure/Figura-2-Huellas-de-gato-montes-en-barro-fotografia-A-J-Espana_fig1_311876296


Existen ejemplares melánicos en otras especies de félidos, pero en el caso del gato montés, son muy escasos y poco documentados. Sin embargo, existen gatos silvestres de color negro, que son individuos híbridos con un mayor o menor porcentaje genético de gato doméstico y gato montés (Lozano, 2008). 

Existe dimorfismo sexual en cuanto al peso, que en general varía entre los 2 kg y los 7 kg, presentando los machos una media de 5 kg y las hembras de 3,5 kg.  Exceptuando este dato, no se aprecia mayor dimorfismo sexual y los jóvenes gatos son muy parecidos a los adultos.


Alimentación

Su dieta ha sido el objetivo de numerosos estudios, los cuales se han basado en el análisis de contenidos estomacales o bien de excrementos recolectados. 

Se trata de un animal  carnívoro (Figura 4) y, como norma general, los roedores son la presa más consumida por este cazador, de hecho en algunas zonas, estos animales se corresponden con el 95% de su dieta.  Las especies de roedores más consumidas en cada lugar parecen ser las más abundantes en el momento, dependiendo por tanto su contribución a la dieta de su disponibilidad espacial y temporal en el medio. De esta manera, se ha comprobado que, en latitudes altas, las especies de roedores más consumidas por el gato montés pertenecen a la subfamilia microtinos (por ejemplo, un topillo). Sin embargo, en latitudes bajas, come más murinos (ratas y ratones) (Lozano, 2017).  Cabe destacar que en los Montes do Invernadeiro (Ourense), Apodemus sp. son la presa más importante del gato montés. El consumo de Apodemus es más elevado en otoño, cuando es mayor su vulnerabilidad a la captura (Barja & Bárcena, 2005).

Los demás tipos de presas, son pequeños animales como insectívoros (musarañas y topos), anfibios, reptiles, aves e invertebrados (fundamentalmente artrópodos), que aparecen en la dieta del gato montés a frecuencias mucho más bajas que las de los roedores, pudiendo por tanto considerarse como secundarias, con contribuciones relativas variables según los distintos estudios, pero en general parecidas (Lozano, 2017). 

A pesar de que puede considerarse a este animal como un especialista trófico en la caza de roedores, existe una excepción que también forma una parte fundamental de su dieta: el conejo. Es la única presa capaz de superar en importancia a los roedores en determinadas ocasiones, alcanzando frecuencias de aparición del 64% respecto a un 52% de roedores en el sur de España. De hecho, existen variaciones en su dieta como respuesta a la abundancia de conejo, por lo que se ha determinado que el gato montés es un depredador selectivo como el lince ibérico y no un depredador oportunista como el zorro (Lozano, 2017). 

Cabe destacar que la dieta de este animal es más variada en verano que en inverno, excepto cuando el conejo predomina en ella. En la región mediterránea, también es más variada que en latitudes bajas, donde los reptiles y artrópodos son más abundantes. En latitudes altas existe un mayor consumo de liebres y grandes roedores, pero en general la dieta en esas zonas es poco diversa, predominando los roedores microtinos como se ha indicado en párrafos anteriores (Lozano, 2017). 


Figura 4. Ejemplar de gato montés que acaba de cazar a una liebre en pleno inverno. Fuente: https://www.freepik.es/fotos-premium/gato-montes-europeo-felis-silvestris-cazando-pradera-naturaleza-invierno_10818818.htm


Felis silvestris tiene un ciclo de actividad no tan marcadamente crepuscular o nocturno como en otros carnívoros, de hecho se puede ver durante el día. Cazan siempre a la espera y al rececho en el suelo y para ello se desplazan lentamente por su territorio en zig-zag, examinando los bordes de los caminos, ecotonos matorral-pastizal, zonas de vegetación densa, ramas bajas de los árboles, etc. También hacen esperas en las que permanecen absolutamente inmóviles durante largos periodos de tiempo, sentados o agazapados junto a madrigueras o sendas utilizadas por conejos o roedores, o junto a puntos de agua. Cuando divisa una presa a la distancia apropiada, utiliza un salto para caer sobre ella y sujetarla con sus patas delanteras y mediante la uña interior. Después, la mata rápidamente mediante un mordisco en la garganta o en la base del cráneo, introduciendo los caninos entre dos vértebras cervicales, lo que produce la separación de éstas y la ruptura de la médula espinal. Para matar de esta forma, los caninos presentan una ligera compresión lateral para introducirse con mayor facilidad en el cuello o la garganta de la presa, y un elevado número de terminaciones nerviosas para incrementar la precisión del mordisco (García, 2004). 

En el siguiente enlace, se puede observar a un ejemplar cazando un roedor: Gato montés cazando


Hábitat y distribución

El hábitat del gato montés ha sido muy poco estudiado hasta la fecha. Se sabe que se le puede encontrar en casi todos los medios disponibles: desde bosques de diferentes tipos a los ambientes litorales, pasando por áreas de matorral mediterráneo, humedales y sotos riparios, e incluyendo también zonas agrícolas y degradadas. Sin embargo, es considerada como una especie típicamente forestal y asociada a él. Diversos estudios afirman que su entorno favorito son los bosques mixtos de árboles caducifolios. Esta idea de que se encuentra muy asociado al medio forestal ha hecho que el propio Consejo de Europa redactase finalmente unas líneas básicas para la conservación del gato montés donde contemplaba la buena gestión de las áreas boscosas como hábitat clave de la especie, sin considerar ninguna otra posibilidad (Lozano, 2017). 

Sin embargo, otros estudios realizados en diversas áreas, como en Escocia, llegaron a una conclusión diferente al ver que no había una reducción en el número de ejemplares en zonas que habían sigo deforestadas. Otros trabajos realizados en la Península Ibérica, determinaron que el gato montés fue más abundante en las áreas de mosaico constituidas por matorral y pastizales, que en zonas propiamente forestales (Lozano, 2017). 

En general parece, por tanto, que el gato montés prefiere hábitats en mosaico (medios heterogéneos), con zonas abiertas y desarboladas donde poder cazar (pudiendo ser pastizales, cultivos, barbechos, matorral aclarado, grandes claros de bosque, etc), y zonas que por su estructura ofrezca refugio suficiente para descansar y traer al mundo a las crías (matorral denso, zonas arboladas, roquedos. El gato montés evita las áreas intensamente cultivadas, así como los bosques homogéneos y maduros de coníferas, con escaso estrato arbustivo, probablemente por una deficiente disponibilidad de presas. También evita la presencia humana (Lozano, 2017). 

Los factores más importantes relacionados con la presencia del gato montés son la abundancia de conejos y la ausencia de molestias humanas (Lozano, 2017). 

El gato montés se distribuye por toda Europa, aunque de forma fragmentada, África y por el centro, oeste y sur de Asia. Hay poblaciones en toda la Península Ibérica, el noreste de Francia colindando con Bélgica y Alemania, Escocia, Italia, Grecia, los países del este, Turquía y toda la cordillera caucásica, entre el Mar Negro y el Mar Caspio (Vázquez, 2020). 

En España el gato montés se distribuye en general por todo el territorio, faltando solamente en las islas Baleares y Canarias (Vázquez, 2020). 


Reproducción

Este apartado también es poco conocido, siendo uno de los aspectos menos estudiados hasta el momento. Se sabe que el área residencial de un macho puede incluir el territorio de varias hembras. Aunque donde los territorios no solapan, se espera que exista un mayor grado de selección por parte de estas al poder encontrarse con varios machos, los cuales dejan de ser solitarios al llegar la época de celo y empiezan a buscar a hembras receptivas. Se supone también que existen más conflictos entre los machos en esta época (Lozano, 2008; Lozano, 2017). 

El celo tiene lugar entre finales de diciembre y principios de agosto, siendo más frecuente entre enero y marzo. Tras una gestación de poco más de dos meses nacen entre 1 y 8 cachorros (Figura 5), con una camada media de 3 o 4, de los cuales suelen morir los más pequeños. Si la camada entera se pierde, la hembra entra de nuevo en celo y puede tener crías por segunda vez. A los 3 meses los cachorros ya salen con la madre a campear, lo que es fundamental para el aprendizaje de los mismos. A los 5 meses, antes del invierno, ya se independizan y pueden recorrer en dispersión decenas de kilómetros. Parece ser que las hembras pueden quedarse en el territorio materno durante el primer invierno y se van una vez que esta vuelva a tener crías (Lozano, 2008; Lozano, 2017). 

Los gatos monteses llegan a la madurez sexual a los 10 meses de edad, y las hembras pueden reproducirse ya al primer año. Se desconoce la esperanza de vida en libertad, se sabe que en cautividad pueden llegar a los 15 años (Lozano, 2008; Lozano, 2017). 

En el siguiente enlace podemos ver 3 crías de gato montés escondidas dentro del tronco de un árbol caído: Crías de Felis silvestris

Y en este se observa, mediante una cámara trampa, a una hembra acompañada de su cría: Hembra con su cría


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Figura 5. Cría de gato montés. Fuente: https://sierradebaza.org/fichas-tecnicas/fichas-de-fauna/fichas-mamiferos/ii-orden-carnivora/familia-felidos/gato-montes-felis-silvestris

Comportamiento social: un animal solitario

Felis silvestris es solitario la mayor parte del año, exceptuando la época de celo. Se trata de una especie territorial que marca su territorio con señales olorosas y visuales, es decir, marcas con las uñas, rocía con orina los arbustos y otros elementos del medio. Además, deposita excrementos a lo largo de caminos y senderos, sin enterrarlos dentro de las zonas más utilizadas e importantes del territorio, no en las fronteras. Este comportamiento permite detectar la presencia de esta especie y concretamente de adultos residentes, evitando la confusión con un gato doméstico, que tiende a enterrar los excrementos (Lozano, 2017). 

El gato montés patrulla y vigila el territorio para evitar la presencia de intrusos no deseados, pudiendo recorrer entre 4 y 12 kilómetros diarios, dependiendo de los individuos y de la estación del año. Si el territorio es pequeño, como en el caso de las hembras, pueden reconocerlo en una jornada. Mientras revisa el territorio, aprovecha para registrar cada rincón en busca de alimento (Lozano, 2017). 

Aquí vemos a un individuo patrullando su territorio: Gato montés patrullando


Depredadores

Se sabe que el lince ibérico mata a otros depredadores de menor talla que atraviesan su territorio, de hecho, existen casos documentados de gato montés, ginetas y meloncillos que evitan las zonas donde este animal está presente. 

A mayores, existen otros depredadores capaces de matar a los cachorros de gato montés, como son las comadrejas, las martas y las garduñas, así como algunas especies de milano real, que incluso pueden matar a ejemplares jóvenes. El águila real o el búho real pueden depredar a individuos adultos, de hecho se han encontrado restos en nidos de estas aves de presa, pero se cree que han sido ejemplares enfermos, malheridos o físicamente débiles, ya que un ejemplar adulto es un luchador formidable y difícil de matar. 


Amenazas

En general, la tendencia de la especie es negativa. Esto es resultado de una serie de amenazas que hablaremos a continuación:

-Una de las principales amenazas que afectan a las poblaciones de gatos monteses es la alteración y destrucción de los hábitats. Siendo el desarrollo de infraestructuras humanas (carreteras, urbanizaciones, agricultura intensiva, entre otros) y la deforestación las causas principales de la disminución de las poblaciones de esta especie (Vázquez, 2020). 

-El control de depredadores, que provocó la extinción en ciertas áreas de su distribución original. Los gatos eran considerados alimañas y en ciertas zonas su piel era muy apreciada. Por lo que, a pesar de la protección de la especie, el ser humano sigue siendo una gran amenaza para los gatos monteses. En España las muertes por captura en trampas son aún elevadas. En el centro de España se comprobó que los gatos monteses eran menos abundantes en las fincas de caza menor donde se realizaba un control de predadores, que en las zonas donde no se realizaban estas actividades (Vázquez, 2020). 

-La persecución indirecta por parte de los humanos, como puede ser la colocación de veneno. Se sabe que es un método no selectivo de control de predadores que afecta a gran número de especies. Estudios solicitados por el ministerio de Medio Ambiente, concluye que, tras los cánidos, el gato montés y la gineta son las especies de carnívoros más afectados por los cebos envenenados (Lozano, 2008). 

- La gestión de la caza mayor y la competencia entre especies de herbívoros. En el Parque Nacional de Monfragüe, donde hay una elevada densidad de ciervos y jabalíes, la abundancia de gato montés es menor. La abundancia de conejo también sigue el mismo patrón. También se observó que donde no hay conejos, la abundancia de gatos monteses disminuyó un 61,5%. Parece ser que una elevada densidad de ungulados produce una disminución de las presas de los gatos monteses (Vázquez, 2020). 

- Los atropellos. 

- La presión turística. En un estudio realizado en el Parque Natural dos Montes do Invernadeiro (Ourense),  se observó que la presión turística produce estrés fisiológico durante la gestación y el cuidado de los juveniles (Vázquez, 2020). 

- El cambio climático. Con los escenarios climáticos que se esperan para este siglo, se piensa que va a existir un decrecimiento importante en las poblaciones de esta especie, de hasta un 84% entre 2041 y 2070 (Vázquez, 2020).  

- La hibridación con el gato doméstico (Felis silvestris catus). El estado en la península Ibérica aún es poco conocido, un estudio realizado concluye que al menos el 6% de los gatos monteses de la península serían híbridos, siendo mejor el estado de las poblaciones españolas que las portuguesas (Vázquez, 2020). 


Conservación

El gato montés europeo se considera como una especie amenazada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y está catalogado como una especie de preocupación menor. En la legislación europea, se encuentra listado en el Anexo IV de la directiva hábitat (92/43/CEE), en el cual están las especies que requieren una protección estricta, incluso fuera de la Red Natura 2000. En España aparece en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Real Decreto 139/2011). En España, en el Atlas y Libro Rojo de los Mamíferos, el gato montés aparece como “Casi Amenazado NT” (Vázquez, 2020). 

Las principales medidas de conservación del gato montés deben dirigirse a eliminar las causas de pérdida de efectivos y poblaciones, debido a la mortalidad no natural y a la destrucción del hábitat. Por lo tanto es necesario (Lozano, 2017):

-Regular el control de depredadores para evitar la captura de gatos monteses.

-El mantenimiento y conservación de zonas con calidad de hábitat para la persistencia de poblaciones de gato montés, favoreciendo los medios heterogéneos y respetando las formaciones de matorral, así como impidiendo la instauración de modelos insostenibles de gestión cinegética que alteren el equilibrio de las comunidades naturales.

A mayores, también es necesario realizar más estudios con el fin de tener un mayor conocimiento de la especie, así como seguimientos a largo plazo de sus poblaciones para obtener información que permita (Lozano, 2017):

-Conocer la distribución detallada de la especie a escala nacional.

-Evaluar la tendencia poblacional de la especie en España.

-Evaluar el grado de introgresión de alelos procedentes de gatos domésticos (hibridación). 

-Conocer la prevalencia en las poblaciones de gato montés de enfermedades transmitidas por gatos domésticos y/o cimarrones, y evaluar el posible impacto o grado de amenaza que podría implicar para su conservación a largo plazo.


Bibliografía

Apuntes de clase.

Barja, I., Bárcena, F. (2005). Distribución y abundancia de gato montés (Felis silvestris) en el Parque Natural Os Montes do Invernadeiro (Galicia, NO de España): factores de hábitat implicados y relación con la presencia de zorro y marta. Galemys, 17 (Número Especial): 29-40.

García, F. (2004). El gato montés Felis silvestris Schreber, 1775. Galemys, (16): 1-14.

Lozano, J. (2008). Ecología del gato montés (Felis silvestris) y su relación con el conejo de monte (Oryctolagus cuniculus). Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid. 

Lozano, J. (2017) Gato montés – Felis silvestris. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Salvador, A., Barja, I. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/.

Vázquez, P. (2020). Ecología espacial y patrones de actividad del gato montés europeo (Felis silvestris silvestris Schreber, 1777) en la cordillera Cantábrica. Tesis doctoral. Universitat de València.

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