El zorro
El zorro rojo (Figura 1), zorro común, raposo o Vulpes vulpes L. es un animal perteneciente a los cánidos que tiene fama de ser un carnívoro oportunista con un notable éxito, siendo capaz de vivir en hábitats con presencia humana. Junto con el lobo ibérico, Canis lupus signatus L., forman las dos especies de cánidos salvajes que podemos encontrar en la Península Ibérica.
Características generales
El zorro (Figura 2) tiene un tamaño mediano,
con un peso de hasta 10 kilos, un hocico alargado y una franja blanca en el labio
superior. Sus orejas son relativamente grandes con respecto a su cabeza y con
la parte posterior de color oscuro o negro. Los ojos son pequeños, color ámbar
y con una pupila vertical. Cabe destacar que su pelaje es muy variable, desde
el pardo-rojizo más conocido, hasta un tono más grisáceo. Presenta unas
extremidades delgadas y alargadas con respecto al cuerpo. Lo que más
caracteriza a este animal es su larga y peluda cola, que representa el 70% de
la longitud del cuerpo.
El tamaño varía según la latitud
(regla de Bergman), teniendo en España una correlación negativa. Existe también
un dimorfismo sexual: los machos son más grandes que las hembras. Un detalle interesante es que también existen
variaciones microgeográficas relacionadas con el tipo de hábitat. Es decir, los
zorros de las zonas agrícolas de España han resultado ser de un tamaño mayor.
En el valle del Ebro, los zorros de vegas de regadío tienen un peso mayor (14%
en machos y 9% en hembras) y son más grandes (4% en machos y 1% en hembras) que
los zorros que viven en zonas esteparias (López-Martín, 2010).
Tiene una huella muy característica, que se diferencia de la de los demás cánidos por su perfil ovalado y la almohadilla plantar claramente por debajo de las de los dedos (Figura 3).
Alimentación: un animal oportunista
Mediante numerosos estudios de excrementos y contenidos estomacales (Kidawa & Kowalcyk, 2011) se ha determinado el zorro es un animal oportunista (Figura 4). Es decir, es un animal omnívoro, pudiéndose alimentar de un amplio espectro de animales, vegetales, carroña y basura. La amplia distribución de esta especie y la diversidad de hábitats donde reside, sumada al comportamiento generalista en la selección de sus presas, tienen como consecuencia un largo listado de presas (Sanchis, 2015).
En lo que respecta a la Península Ibérica, tres cuartas partes de la biomasa consumida por esta especie la constituyen os micromamíferos (topos y topillos), los lagomorfos y la basura. Existen diferencias con respecto a la región en la que se encuentren: mayor consumo de conejo en el Mediterráneo y de pequeños roedores hacia el norte. Según el tipo de hábitat y la época del año, también cazan reptiles, insectos, lombrices, cangrejos de río y peces, así como también pueden consumir vegetales. En el siguiente enlace podemos ver a un ejemplar cazando: Zorro cazando topillos
Además, captura especies de mayor tamaño como son los conejos y las liebres e, incluso, ungulados como el corzo y el rebeco (crías, especialmente). En regiones en las que los conejos son abundantes, estos se convierten en parte esencial de su dieta. Cuando estas poblaciones se reducen debido al efecto de epizootias de carácter vírico como la mixomatosis o la hemorragia vírica, cazan otras especies (López-Martín, 2010).
En algunas zonas rurales destaca la captura y consumo de ovejas (corderos), el ataque a gallineros y otras explotaciones similares, o la ingestión de basura o carroñas de animales domésticos (López-Martín, 2010).
Existen diferencias en la dieta según el sexo y la edad de los especímenes. En general, los machos adultos y juveniles, presentan una dieta más variada que las hembras y mayoritariamente se trata de presas de mayor tamaño. Esto puede ser beneficioso a la hora de reducir la competencia entre depredadores de la misma especie (Kidawa & Kowalcyk, 2011).
Hábitat y distribución
El zorro rojo es el carnívoro silvestre de mayor distribución mundial. En la actualidad ocupa todo el hemisferio norte desde el Círculo Polar Ártico hasta el Norte de África, América Central y las estepas asiáticas. Es común en toda la Península Ibérica, pero está ausente en las Islas Canarias y Baleares (Gortázar, 2002).
Debido a su plasticidad ecológica, puede ocupar una gran variedad de medios, prefiriendo aquellos heterogéneos y fragmentados. Se puede encontrar en todo tipo de hábitats, desde el nivel del mar hasta montañas de 2000 m de altitud. Alcanzando mayores densidades en aquellos que proporcionen una alimentación suplementaria antropogénica. Cabe destacar que en otras ciudades europeas como Copenhague o Zúrich, así como otras de América del Norte y Australia, ha aumentado la densidad de zorros adaptados al entorno urbano, siendo común la colonización de estas zonas (Sanchis, 2015).
Sin embargo, en cuanto a las poblaciones rurales de zorros, las actividades ganaderas y forestales, influyen de manera negativa en su crecimiento, al contrario que sucede con el jabalí, que aumentan bajo estas condiciones. El zorro es capaz de tolerar la tala limitada del bosque, siempre que se conserven matorrales. Pero estos 3 factores anteriormente nombrados (ganadería, tala forestal y jabalís) pueden causar daños a la vegetación, alterar su hábitat y reducir sus poblaciones, alterando, a lo sumo, la dinámica del ecosistema (Mangas & Rodríguez-Estival, 2010).
Reproducción
El zorro es una especie monoéstrica estacional que se reproduce una vez al año. El celo está ligado a la duración del día, de este modo, en el hemisferio norte, comienza más temprano cuanto más baja sea la latitud. En el caso de la Península Ibérica, los apareamientos tienen lugar entre enero y febrero.
Son maduros sexualmente a los 9-10 meses de edad y ya pueden reproducirse un año después de nacer. La gestación dura de 51 a 53 días, teniendo lugar el parto entre marzo y abril y se producen en el interior de las zorreras, que suelen ser cubículos o madrigueras. El tamaño medio de la camada es de 4 a 5 crías, pesando 100 g aproximadamente cada una (Figura 5). La actividad reproductora también se encuentra dentro de una de las capacidades adaptativas del zorro, de tal forma que a mayor cantidad de alimento, mayor será la camada. Cuando el alimento es escaso, existen casos de mortalidad intrauterina (Macdonald y Reynolds, 2004). El periodo de estancia en la zorrera de las crías recién nacidas es de 5-6 semanas, y comenzarán a salir y a acompañar a su madre en la caza entre las 8-10 semanas, justo tras el destete. A partir del mes de septiembre, los zorros jóvenes empiezan a dispersarse en busca de un territorio nuevo (López-Martín, 2010).
Cuando la densidad poblacional es alta, las hembras dominantes impiden que el resto de hembras críen mediante el infanticidio, canibalismo o acoso. Sin embargo, normalmente el macho dominante sólo copula con la hembra dominante. Por el contrario, en poblaciones con baja densidad hasta un 95% de las hembras adultas pueden ser gestantes (Sanchis, 2015).
Existe una alta mortalidad en las poblaciones juveniles y de los ejemplares en dispersión. Pese a las diferencias entre poblaciones, en general el 75% de los ejemplares mueren durante su primer año de vida, y a partir de entonces la mortalidad se aproximaría al 50% anual en los adultos (Macdonald & Reynolds, 2004). Las causas de muerte más comunes del zorro son las derivadas de la acción humana, por ejemplo, la caza (es una especie cinegética). Así como, el control al que se ven sometidas con el fin de reducir su impacto a otras especies también cinegéticas, para prevenir ataques al ganado o en zonas donde pueden tener un impacto sobre otras especies amenazadas (López-Martín, 2010).
Depredadores
En la Península Ibérica se citan como depredadores al lince ibérico, al águila real y al búho real (López-Martín, 2010).
Comportamiento social
Aunque no se espera que los zorros sean animales sociales, presentan una organización social, cuya unidad básica es la pareja (Figura 6). Pero, en función del hábitat, incluso pueden formar grupos de hasta 6 miembros (normalmente un macho y de 2 a 5 hembras). Son animales territoriales y, cuando la comida escasea, estas estructuras sociales flexibles, se rompen (Macdonald & Reynolds, 2004). Dentro de estos grupos, las hembras tienen una jerarquía, con una hembra reproductora dominante, como norma general, y el resto participa en la crianza de sus cachorros (existe una excepción como la indicada en el apartado de reproducción). También existen zorros solitarios, nómadas, que viven en los límites territoriales de otros zorros (Sanchis, 2015).
Existe un fenómeno dentro de esta especie conocido como el fenómeno de la dispersión. Esto tiene lugar en los zorros juveniles, que dejan el territorio parental para buscar uno nuevo o una vacante en otro grupo social. Lo que parece que está relacionado con el hecho de que se den diferencias significativas en el comportamiento, estatus social y presiones intraespecíficas. Existen disparidades entre machos y hembras en este suceso. Los machos tienden a dispersarte con más frecuencia que las hembras, recorriendo mayores distancias (Macdonald & Reynolds, 2004).
Enfermedades
La rabia y la sarcoptidosis son las dos enfermedades más importantes en las poblaciones vulpinas, pudiendo causar unas tasas de mortalidad que superan el 50%. El control de la rabia en zorros sólo se ha conseguido con la vacunación oral, método utilizado desde finales de la década de los 70 del siglo XX. De esta forma, Europa ha conseguido reducir el número de casos confirmados desde 24.315 en 1984, hasta los 5.242 casos descritos en 2013; en la actualidad, gran parte de Europa Occidental y Central están declaradas libres de rabia (Müller et al., 2015).
El moquillo, también puede darse en el zorro en forma de brotes epidémicos con altas mortalidades, aunque de forma local y esporádica. Otras enfermedades que pueden causar altas mortalidades en canidos silvestres con efectos sobre la dinámica de sus poblaciones son la Parvovirosis canina y la Dirofilariosis canina (Sanchis, 2015).
Amenazas
La mayor amenaza a la que se enfrenta esta especie es la caza. Tradicionalmente ha sido una especie cazada por su piel, incluso se crían ejemplares en cautividad para este fin, una forma más de maltrato animal que sumar a nuestra lista. En algunos países, como Inglaterra, también se los caza como deporte. De hecho, en España mueren 250.000 zorros al año entre batidas de caza, control de depredadores y batidas extras. También son envenenados, atrapados con cepos.
Además, las poblaciones de zorros han sido perseguidas durante muchos años porque eran consideradas especies nocivas para el ganado doméstico, como vectores de transmisión de enfermedades, como especies invasoras (en Australia) o por ser consideradas una amenaza para la conservación de otras especies, por desgracia para ellos. Sin embargo, este animal no deja de sorprender y tiene una gran capacidad de recuperación a pesar de todo.
En Portugal, el zorro es una de las especies de carnívoros que sufre tasas más altas de mortalidad por atropello en el sur de Portugal.
Conservación
Actualmente, este animal está considerado por la IUCN como una Preocupación menor LC tanto a nivel mundial como a nivel peninsular.
La fragmentación forestal afecta a los carnívoros de mediano tamaño. El zorro está presente en fragmentos grandes y con vegetación de encina y/o roble. El mantenimiento de bosques mayores de 100 ha y con vegetación autóctona favorece la presencia del zorro (López-Martín, 2010).
El zorro es uno de los principales usuarios de los pasos de fauna sobre canales de regadío. La presencia de cobertura en las proximidades de la entrada a pasajes (puentes o túneles) que permiten cruzar autovías favorece su uso por zorros. Sin embargo, la localización de los pasos en hábitats favorables es un factor más importante para su uso por el carnívoro (López-Martín, 2010).
Otra medida importante que añadir a las pocas medidas de conservación existentes sería la de prohibir la caza deportiva de estos animales, considerados de manera injusta como alimañas cuando cumplen una función fundamental en nuestro ecosistema, sin ellos estaríamos sufriendo plagas constantes de otros pequeños mamíferos. Al igual que al lobo, se le culpa de ataques injustificados.
Para finalizar el apartado del Zorro Vulpes vulpes L. aquí presento un enlace de un individuo mordiendo una cámara trampa, muestra de su innata curiosidad: Cámara trampa
Bibliografía
Apuntes de la carrera
Gortázar, C. (2002). Vulpes vulpes (Linnaeus, 1758) Zorro rojo. En: Atlas de los Mamíferos terrestres de España: 242-245. L.J. Palomo y J. Gibert, (Eds.). Dirección General de Conservación de la Naturaleza-SECEM-SECEMU, Madrid.
Kidawa, D., Kowalczyk, R. (2011). The effects of sex, age, season and habitat on diet of the red fox Vulpes vulpes in northeastern Poland. Acta theriologica, 56 (3), 209-218.
López-Martín, J. M. (2010). Zorro – Vulpes vulpes. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados
Españoles. Salvador, A, & Cassinello, J. (Eds.). Museo Nacional de
Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/.
Macdonald, D.W., Reynolds, J.C. (2004). Red fox, Vulpes vulpes, Linnaeus, 1758. Least concern. Canids: foxes, wolves, jackals and dogs: status survey and conservation action plan. Edited by Sillero-Zubiri, Claudio.Hoffmann, Michael.Macdonald, David W. pp. 129-35.
Mangas, J. G, & Rodríguez-Estival, J. (2010). Logging and livestock influence the abundance of common mammal species in Mediterranean forested environments. Forest ecology and management, 260 (8), 1274-1281.
Müller, T., Freuling, C. M, Wysocki, P, Roumiantzeff, M, Freney, J, Mettenleiter, T. C, Vos, A. (2015). Terrestrial rabies control in the European Union: Historical achievements and challenges ahead. The Veterinary Journal, 203 (1), 10-17.
Sanchis, G. (2015). Parasitofauna del zorro (Vulpes Vulpes) en
la Comunidad Valenciana. Tesis doctoral. Facultad de Veterinaria.
Universidad de Murcia.








Comentarios
Publicar un comentario